La temporada del jabalí se cerró de forma oficial el pasado viernes 15 de febrero. La mayoría de aficionados despedían la campaña, salvo una minoría de cazadores que pueden permitirse cazar alguna pieza de caza mayor, rebecos o corzos principalmente, bien en las reservas o en aquellos acotados que disponen de algún permiso de rececho para el corzo.

El corzo a rececho puede cazarse desde el día uno de abril, pero la mayoría de acotados que disponen de buenos ejemplares o están gestionados por cazadores foráneos o prefieren subastarlos para compensar el pago de los costes del arrendamiento de los montes para su uso cinegético y de los costosos seguros para cubrir los daños. Todavía durante el mes de febrero se producirán algunas cacerías para descaste de alimañas, pero la práctica cinegética propiamente dicha quedará suspendida hasta que a mediados del mes de agosto se reanude con la media veda.

Estos meses de descanso resultan sumamente importantes para que las especies entren en celo y se produzca su ciclo reproductivo. El balance final de la temporada apenas difiere del avance que veníamos realizando en las últimas semanas, si bien en estas últimas monterías se consiguieron algunos buenos ejemplares.

En la mayoría de acotados de montaña en los que el jabalí es la pieza tradicional no puede decirse que la temporada haya sido buena, antes bien, apenas se ha cubierto un 50 % del promedio de los últimos años. Los accidentes de tráfico provocados por animales salvajes, especialmente jabalíes, siguen siendo la máxima preocupación de los cazadores y titulares de cotos. Pese a que se han reducido en el pasado año, no hay semana en la que no se produzca algún siniestro.

Comienzan a llegar sentencias de juicios por este tipo de accidentes ocurridos en los últimos años. Pese al cambio de la Ley de Tráfico que obligó a adaptar la Ley de Caza de Castilla y León en el sentido de limitar la responsabilidad de los titulares de cotos de caza a accidentes producidos en los días en que ésta se está practicando, muchas sentencias siguen ignorando este cambio. No existe, sin embargo, un criterio uniforme ya que en provincias como Burgos, se suelen aplicar de acuerdo con la mencionada normativa. También, cuando se ha recurrido al TSJ las sentencias son mas afinadas. Ocurre, sin embargo, que en ocasiones las compañías de seguros, especialmente cuando el siniestro es pequeño, prefieren pagar sin recurrir, perjudicando así a los cotos que han de hacer frente a las franquicias.

En todo caso quien se ha beneficiado claramente de la situación es la Junta de Castilla y León, que se ahorra la cantidad presupuestada en ejercicios anteriores para hacer frente a los siniestros. Pero el problema es mucho mas complejo, ya que no se suscita únicamente con la fauna cinegética, sino con todo tipo de animales salvajes puedan ser o no objeto de caza. Así sentencias tan curiosas como un accidente provocado por un tejón que responsabiliza del mismo a los titulares del coto por el que discurría la carretera.